Embolia es un coágulo de sangre o un pedazo de placa que se ha desplazado desde el lugar donde se formó a otro lugar en el cuerpo. La placa o coágulo se denomina émbolo significa más de un coágulo. Una embolia arterial puede ser causada por uno o más coágulos. Los coágulos se pueden atascar en una arteria y bloquear el flujo sanguíneo. Dicha obstrucción priva a los tejidos de ese lugar del flujo sanguíneo normal y de oxígeno, lo que puede producir daño o muerte tisular.
Los embolias arteriales a suelen ocurrir a menudo en las piernas y en los pies, aunque algunas pueden ocurrir en el corazón, o en el cerebro, produciendo un accidente cerebrovascular. Entre los sitios menos comunes están los riñones, los intestinos y los ojos.
Uno de los factores de riesgo principales para una embolia arterial es la fibrilación auricular. El riesgo de una embolia aumenta cuando se incrementan los factores que tienden a formar coágulos. Tales factores abarcan lesión o daño a una pared arterial y afecciones que incrementen la coagulación de la sangre, como un aumento en el conteo de plaquetas.
Otra afección que plantea un riesgo de embolia, especialmente en el cerebro, es la estenosis mitral. La endocarditis, infección del interior del corazón, también puede provocar émbolos arteriales.
Se distinguen tres tipos de émbolos, dependiendo del estado físico de la partícula a la deriva: sólido, líquido o gaseoso. Estos cuerpos extraños pueden presentarse en distintos tamaños y formas. Las variaciones en tamaño implican la posible obstrucción de casi toda la gama de vasos existentes en el cuerpo: arterias, arteriolas, capilares, vénulas y venas.
Las émbolias sólidas son los más frecuentes y generalmente se producen durante la disolución de un trombo, resultando un émbolo trombótico. Pueden alcanzar tamaños considerables, llegando a ser mortales en caso de oclusión a la arteria pulmonar, por ejemplo.
Los émbolias líquidas se pueden producir por embolia grasa, causada por fractura, en que ocurre infiltración de restos de tejido adiposo en los vasos, o por embolia de líquido amniótico, observada en partos complicados donde un desgarro en el miometrio permite la entrada del líquido, rico en células muertas, grasa, lanugo, trofoblastos, etc, a las venas de la madre.
Los émbolias gaseosas se producen por una descompresión abrupta, que genera burbujas dentro de la sangre. Este tipo de embolia es común en buzos, cuando ascienden rápidamente desde profundidades considerables del mar hasta la superficie. También puede ocurrir durante cirugías en tórax o cuello, o por heridas profundas en tórax.